La carne al carbón es una de las comidas más apetecidas en todo el mundo, por ese sabor tan especial que adquieren los diferentes tipos de carnes e, incluso, los pescados, el pollo y las verduras.
La preparación de la carne, como primera medida.
Preparar la carne para su posterior asado, es una labor, relativamente, sencilla que siempre va a marcar la diferencia cuando la coloquemos sobre la parrilla. Para preparar una exquisita carne al carbón, no basta con alistar todos los detalles y, después, sacar la carne misma de la nevera y colocarla sobre la parrilla, así no más.
Con el fin de que el resultado final sea perfecto, es preciso mantener la carne a temperatura ambiente, por lo menos, una hora antes de llevarla al carbón.
Otra posibilidad, consiste en ubicarla cerca de la parrilla (ya encendida), con el fin de que las piezas vayan sudando, pero nunca colocarlas sobre la parrilla, mientras se están formando las brasas.
En caso de que pretendamos aromatizar la carne, la mejor opción es introducir alguna hierba aromática (como el romero, por ejemplo) en los laterales de la barbacoa.
Otra sugerencia importante, consiste en probar diferentes cortes de carne. No sólo se trata del lomito, las chuletas y las hamburguesas. Es necesario, también, probar la entraña argentina o, bien, el cerdo ibérico, además de las famosas salchichas alemanas o el asado de tira.
Es imprescindible saber cuántas personas asistirán al asado de carne al carbón
Es necesario tener un cálculo, por lo menos, aproximado, del número de personas que asistirán, para preparar entre 350 y 400 gramos por cada persona.
Así, por ejemplo, si creemos que van a asistir 10 personas, serán necesarios entre 3,5 kilos y 4 kilos de carne, que podría ser la sumatoria de 2 kilos de morcilla, chorizo, panceta y demás, adicionando 2 kilos de carne magra como el lomo de buey, las hamburguesas y/o los chuletones.
En lo que respecta, esta vez, a la elección de la fuente de calor, es preciso tener en consideración que no es lo mismo una barbacoa que esté fabricada de carbón, de ramitas y/o de tarugos de leña.
La duración de todos estos comburentes es diferente, al tiempo que el carbón es el más seguro, dado que las brasas cuentan con una duración óptima y, además, mantienen una potencia constante.
Las barbacoas hechas de ramas le brindan a la carne un sabor exquisito, claro está, pero cuentan con el inconveniente de que necesitan una permanente alimentación, para que sigan generando las necesarias brasas.
En lo que tiene que ver, en esta ocasión, con los tiempos, digamos que es necesario colocar las piezas en la parrilla y dejar que se asen tranquilamente. No es conveniente, para nada, apresurar y/o forzar los tiempos.
En las zonas de la parrilla en las que haya menos calor, por estar más alejadas de las brasas, es posible ir colocando las piezas que se vayan a asar enseguida. De otro lado, digamos que no es adecuado tocar las carnes ni, tampoco, voltearlas permanentemente.
En lo que respecta al orden en la parrilla, anotemos que es preciso empezar con los chorizos, las pancetas y la morcilla. Luego, colocamos las piezas de pollo (bien sean los muslos, la alitas y demás) y, después, los pinchos morunos.
A medida que se vayan sacando estas piezas de la parrilla, debemos ir colocando las piezas más grandes, dado que van a necesitar más tiempo. La carne al carbón, también requiere de una metodología.